El comercio digital obstaculiza las negociaciones entre EEUU y China
Beijing se niega a ceder ante las demandas de Washington, que pide rebajar las restricciones que afectan a las empresas de tecnología.
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China se niega a ceder ante las demandas de Estados Unidos, para que Beijing relaje sus restricciones con respecto al comercio digital. Ésta es una prioridad para las compañías de tecnología más grandes de EEUU y uno de los varios obstáculos restantes que enfrenta el acuerdo entre Washington y Beijing.
De acuerdo con tres personas informadas sobre las conversaciones, China aún no ha ofrecido concesiones significativas en respuesta a las solicitudes de EEUU para que Beijing ponga fin a la discriminación contra los proveedores extranjeros de computación en la nube; frene los requisitos para que las empresas almacenen datos localmente; y relaje los límites en la transferencia de datos al extranjero.
El impasse sobre el comercio digital es uno de los temas que se espera que estén sobre la mesa cuando Robert Lighthizer, el representante de comercio de EEUU, y Steven Mnuchin, el secretario del Tesoro, viajen a Beijing este jueves para reunirse con Liu He, el viceprimer ministro y principal oficial económico de China. Se espera que Liu regrese a Washington la semana siguiente, y las dos sesiones combinadas podrían ser fundamentales para el resultado de las conversaciones.
En caso de que tengan éxito, podría haber un acuerdo final entre Donald Trump, el presidente estadounidense, y Xi Jinping, el presidente chino, para fines de abril. Pero si las negociaciones fracasan, el acuerdo podría retrasarse, lo cual aumentaría la incertidumbre global; o las negociaciones podrían colapsar y la escalada de aranceles podría reanudarse, golpeando a los mercados financieros y la economía mundial.
En las últimas semanas, algunos funcionarios y observadores se han preocupado por las indicaciones de que las conversaciones podrían estar tropezando a pesar de que Trump ha dicho que están progresando. EEUU está tratando de persuadir a China para que realice grandes compras de sus exportaciones y cambie algunas políticas básicas, desde el uso generalizado de los subsidios industriales hasta la débil protección de la propiedad intelectual y la práctica de obligar a las empresas a entregar tecnología sensible a cambio de hacer negocios en el país.
Los puntos más importantes siguen siendo los aranceles estadounidenses existentes sobre los productos chinos, que Beijing quiere eliminar y Washington desea preservar, al menos parcialmente, así como un esquema para garantizar que se cumpla cualquier acuerdo. Si bien EEUU quiere la libertad de imponer aranceles punitivos a Beijing si cree que no está cumpliendo con el pacto, no se ha aceptado una demanda estadounidense de que China se abstenga de tomar represalias.
Una persona familiarizada con las conversaciones sugirió que China había hecho una oferta inicial con respecto al comercio digital que no fue considerada suficiente por la administración estadounidense. Washington quería promesas más concretas, y Beijing se retractó de la oferta.
Las grandes empresas de tecnología de EEUU se han quejado durante mucho tiempo de que China ha impuesto restricciones indebidas sobre su capacidad para operar de manera independiente y efectiva en el país. Ven las negociaciones como una oportunidad para resolver agravios clave.
En cuanto a los datos, China ha propuesto regulaciones que permiten que los datos se transfieran al extranjero sólo si tienen un tamaño determinado y no incluyen información confidencial y personal, y también si el cliente acepta cada vez que lo hace. En los servicios en la nube, actualmente se requiere que las compañías extranjeras tengan un socio chino para obtener una licencia y administrar efectivamente sus negocios en China, y los proveedores extranjeros no pueden usar su propia marca.
Del lado estadounidense, no está claro si la administración Trump respaldará vigorosamente la posición de las grandes empresas de tecnología, dada la reacción política en EEUU en contra de ellas, tanto por parte de los republicanos como de algunos demócratas. Sin embargo, en la renegociación del Nafta con Canadá y México, Lighthizer consiguió principalmente lo que el sector de tecnología de EEUU estaba buscando.
Se podría debilitar el entusiasmo del sector de tecnología por el acuerdo entre EEUU y China si no se obtienen ganancias significativas para Silicon Valley. "Más vale que los negociadores estadounidenses obtengan todo lo que puedan o el trato será muy criticado", dijo un representante de un grupo de presión de negocios.